Ediciones el forastero
 
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ISBN: 978-84-935160-4-8>br> Formato: 17 x 24
Nº de páginas: 452
Encuadernación: Rústica Tienes, benevolente Lector, en tus manos el primer volumen de las crónicas más personalísimas que sobre las recientes Historias leonesa, española y universal podrás encontrar. Estás, pues, ante el hijo emancipado, pero legítimo, de uno de los escasos periodistas irreverentes y cáusticos (nunca sosos) que viven, fuman y beben en la abanderillada Piel de Toro. Con las filípicas de Antonio Núñez sólo se puede estar en desacuerdo o en desacuerdo, porque el autor aborrece, como gato escaldado, los consensos y las unanimidades (en esto le viene a suceder como a Marx, don Groucho); pero, aún así, cada domingo, día del Señor, muchos nos convertimos en verdaderos feligreses, o sea, en feligreses poco practicantes, que en el horario del vermú, ante la cara circunspecta de los circunstantes, nos despanzurramos con el ingenioso albedrío del bañezano. Muchos somos algunos, pero no todos, porque el tándem Núñez-Juárez, merced a su olímpico ejercicio con la libertad de expresión, ha logrado en sus años de maridaje levantar un sinnúmero de salpullidos en colectivos de todo pelaje. No hay circo donde no crezcan los enanos. Ítem hay que agradecer que su mirada clorhídrica sobre lo que acontece en la rúa nos regale cada semana narraciones plenamente irrespetuosas con la memez y la corrección político/social, además de venir salpimentadas con esa cachonda literatura que desde Juan Ruiz a Antonio Valbuena, de Quevedo a Cela, se mantiene vigorosa y, aún añadiríamos, priapística. Hay que agradecerle a Núñez -estando a veces disconformes con el fondo de su baúl- la absoluta falta de higiene y genuflexión ante los diversos imperios e imperativos que nos adocenan. Su literatura mantiene la tradición encumbrada por Larra, y nada tiene que ver con esa prensa que, en general, se nos presenta más que como aséptica, como atorrantemente autópsica. Echando la vista a estas páginas, se entiende mejor quién ha sido y es cada quién y a qué va cada cuál. Los personajes quedan en esta crónica descritos, retratados, destilados en su caricatura. Sus ideas, obras u omisiones no les van a la zaga. Al final, diremos como el sabio: "La cosa es que no da para más". Y, por si no quedara claro, otro Antonio, esta vez apellidado Juárez, va y remata la jugada magistralmente, dibujando esa ventanita indiscreta por la que se puede ver la vida íntima de lo que se acaba de narrar, con sus andrajos y entretelas. Por lo tanto, animosos Lector, pasa al interior y toma, sin prisas, sorbo a sorbo, estas arrancaderas de alta gradación literaria. Verás la Historia, esa petulante Historia que tratan de colocarnos los ilusionistas de tres al cuarto, vestida con su mejor prenda: la desnudez. Y verás cómo, poco a poco, por lo menos los domingos, dejas de comulgar con ruedas de molino.
20,00€
19,00€


Tienes, benevolente Lector, en tus manos el primer volumen de las crónicas más personalísimas que sobre las recientes Historias leonesa, española y universal podrás encontrar. Estás, pues, ante el hijo emancipado, pero legítimo, de uno de los escasos periodistas irreverentes y cáusticos (nunca sosos) que viven, fuman y beben en la abanderillada Piel de Toro.
Con las filípicas de Antonio Núñez sólo se puede estar en desacuerdo o en desacuerdo, porque el autor aborrece, como gato escaldado, los consensos y las unanimidades (en esto le viene a suceder como a Marx, don Groucho); pero, aún así, cada domingo, día del Señor, muchos nos convertimos en verdaderos feligreses, o sea, en feligreses poco practicantes, que en el horario del vermú, ante la cara circunspecta de los circunstantes, nos despanzurramos con el ingenioso albedrío del bañezano. Muchos somos algunos, pero no todos, porque el tándem Núñez-Juárez, merced a su olímpico ejercicio con la libertad de expresión, ha logrado en sus años de maridaje levantar un sinnúmero de salpullidos en colectivos de todo pelaje. No hay circo donde no crezcan los enanos.
Ítem hay que agradecer que su mirada clorhídrica sobre lo que acontece en la rúa nos regale cada semana narraciones plenamente irrespetuosas con la memez y la corrección político/social, además de venir salpimentadas con esa cachonda literatura que desde Juan Ruiz a Antonio Valbuena, de Quevedo a Cela, se mantiene vigorosa y, aún añadiríamos, priapística.
Hay que agradecerle a Núñez -estando a veces disconformes con el fondo de su baúl- la absoluta falta de higiene y genuflexión ante los diversos imperios e imperativos que nos adocenan. Su literatura mantiene la tradición encumbrada por Larra, y nada tiene que ver con esa prensa que, en general, se nos presenta más que como aséptica, como atorrantemente autópsica.
Echando la vista a estas páginas, se entiende mejor quién ha sido y es cada quién y a qué va cada cuál. Los personajes quedan en esta crónica descritos, retratados, destilados en su caricatura. Sus ideas, obras u omisiones no les van a la zaga. Al final, diremos como el sabio: "La cosa es que no da para más". Y, por si no quedara claro, otro Antonio, esta vez apellidado Juárez, va y remata la jugada magistralmente, dibujando esa ventanita indiscreta por la que se puede ver la vida íntima de lo que se acaba de narrar, con sus andrajos y entretelas.
Por lo tanto, animoso, Lector, pasa al interior y toma, sin prisas, sorbo a sorbo, estas arrancaderas de alta gradación literaria. Verás la Historia, esa petulante Historia que tratan de colocarnos los ilusionistas de tres al cuarto, vestida con su mejor prenda: la desnudez. Y verás cómo, poco a poco, por lo menos los domingos, dejas de comulgar con ruedas de molino.

 

J. A. Martínez Reñones


Tienes, benevolente Lector, en tus manos el primer volumen de las crónicas más personalísimas que sobre las recientes Historias leonesa, española y universal podrás encontrar. Estás, pues, ante el hijo emancipado, pero legítimo, de uno de los escasos periodistas irreverentes y cáusticos (nunca sosos) que viven, fuman y beben en la abanderillada Piel de Toro.
Con las filípicas de Antonio Núñez sólo se puede estar en desacuerdo o en desacuerdo, porque el autor aborrece, como gato escaldado, los consensos y las unanimidades (en esto le viene a suceder como a Marx, don Groucho); pero, aún así, cada domingo, día del Señor, muchos nos convertimos en verdaderos feligreses, o sea, en feligreses poco practicantes, que en el horario del vermú, ante la cara circunspecta de los circunstantes, nos despanzurramos con el ingenioso albedrío del bañezano. Muchos somos algunos, pero no todos, porque el tándem Núñez-Juárez, merced a su olímpico ejercicio con la libertad de expresión, ha logrado en sus años de maridaje levantar un sinnúmero de salpullidos en colectivos de todo pelaje. No hay circo donde no crezcan los enanos.
Ítem hay que agradecer que su mirada clorhídrica sobre lo que acontece en la rúa nos regale cada semana narraciones plenamente irrespetuosas con la memez y la corrección político/social, además de venir salpimentadas con esa cachonda literatura que desde Juan Ruiz a Antonio Valbuena, de Quevedo a Cela, se mantiene vigorosa y, aún añadiríamos, priapística.
Hay que agradecerle a Núñez -estando a veces disconformes con el fondo de su baúl- la absoluta falta de higiene y genuflexión ante los diversos imperios e imperativos que nos adocenan. Su literatura mantiene la tradición encumbrada por Larra, y nada tiene que ver con esa prensa que, en general, se nos presenta más que como aséptica, como atorrantemente autópsica.
Echando la vista a estas páginas, se entiende mejor quién ha sido y es cada quién y a qué va cada cuál. Los personajes quedan en esta crónica descritos, retratados, destilados en su caricatura. Sus ideas, obras u omisiones no les van a la zaga. Al final, diremos como el sabio: "La cosa es que no da para más". Y, por si no quedara claro, otro Antonio, esta vez apellidado Juárez, va y remata la jugada magistralmente, dibujando esa ventanita indiscreta por la que se puede ver la vida íntima de lo que se acaba de narrar, con sus andrajos y entretelas.
Por lo tanto, animoso, Lector, pasa al interior y toma, sin prisas, sorbo a sorbo, estas arrancaderas de alta gradación literaria. Verás la Historia, esa petulante Historia que tratan de colocarnos los ilusionistas de tres al cuarto, vestida con su mejor prenda: la desnudez. Y verás cómo, poco a poco, por lo menos los domingos, dejas de comulgar con ruedas de molino.

 

J. A. Martínez Reñones

El arqueólogo Emilio Campomanes publica una guía del León Romano en la provincia

https://ileon.eldiario.es/actualidad/arqueologo-emilio-campomanes-publica-nueva-guia-leon-romano-provincia_1_9469291.html

 

Los autores de la Guía del león romano ofrecen un paseo por Legio VII en El Corte Inglés

https://www.leonoticias.com/culturas/patrimonio/autores-guia-leon-20190328132646-nt.html

 

Un nuevo libro para el León romano

https://www.diariodeleon.es/cultura/160511/1024331/nuevo-libro-leon-romano.html

 

"GUÍA DEL LEÓN ROMANO" DE EMILIO CAMPOMANES Y ALBERTO DÍAZ

https://corazonleon.blogspot.com/2016/05/guia-del-leon-romano-de-emilio.html

 

Astorga acoge la presentación de la "Guía del León Romano" de Emilio Campomanes

https://www.astorgadigital.com/astorga-sede-la-guia-del-leon-romano-emilio-campomanes/89388

 

 La guía que, por fin, hace justicia al León Romano

https://cadenaser.com/emisora/2016/05/18/radio_leon/1463576304_695119.html

 

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