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LOS PUEBLOS DEL BAJO TORÍO (LEÓN) EN EL SIGLO XVIII

ISBN: 978-84-126398-5-8. Depósito Legal: LE-50-2024. tamaño: 170 x 240 mm. Páginas: 600. Impresión: cuatricromía. Encuadernación: tapa dura.// ¿Cómo era el Bajo Torío, el territorio que abarcan los actuales municipios de Garrafe de Torío y Villaquilambre, en el siglo XVIII? Es la pregunta a la que pretende responder este libro, a partir principalmente de cuatro fuentes documentales muy importantes de aquel momento histórico: las Respuestas Generales al Real Interrogatorio del Catastro de Ensenada, conservadas en el Archivo General de Simancas, y los Censos de Campoflorido, Aranda y Floridablanca, cuyas fichas originales se conservan en la Biblioteca Nacional (Censo de Campoflorido) y en la Real Academia de la Historia (Censos de Aranda y Floridablanca). Las Respuestas Generales describen de una manera bastante minuciosa a los pueblos del Bajo Torío en un momento muy concreto: entre la segunda mitad del año 1751 y los cuatro primeros meses de 1752. Es una especie de instantánea la que nos aportan, que por abarcar a todos los pueblos y por la variedad de datos que quedaron recogidos, es de un valor excepcional. El Censo de Campoflorido tiene un valor más limitado, pues los datos, correspondientes al año 1712, son solo de la población de cada localidad, con la distinción entre hidalgos y plebeyos. El Censo de Aranda de 1769 es mucho más preciso, ya que incluye datos sobre la edad, el sexo y el estado civil de la población. Es propiamente el primer censo demográfico de nuestra historia, muy avanzado y moderno en sus planteamientos. Lo mismo cabe decir del Censo de Floridablanca, que fue publicado en 1787 para dar continuidad al de Aranda, con datos más precisos y específicos para cada localidad. ¿Por qué los municipios de Garrafe y Villaquilambre? Porque el territorio de ambos municipios, que ocupa la cuenca baja y final del río Torío (el Bajo Torío), desde el medievo constituyó una comarca con personalidad histórica propia y común, muy ligada a la de la ciudad de León. En la plena Edad Media formó parte del alfoz de esta ciudad, y como territorio realengo constituyó el Infantado de Torío, que disfrutaban las infantas, hijas de los monarcas leoneses (de ahí su denominación de infantado). En la Baja Edad media sufrió un proceso de señorialización que fragmentó el antiguo alfoz e infantado en cuatro señoríos: el Valle de Torío, el Infantado de Torío, el Abadengo de Torío y Villaquilambre, de tal forma que el territorio realengo quedó reducido a solo la Hermandad de las Regueras, formada por los pueblos más inmediatos a la ciudad de León. Las reformas liberales del siglo XIX pusieron fin a estas jurisdicciones concejiles, sustituidas por ayuntamientos constitucionales. Los dos creados a partir de 1835, los actuales municipios de Garrafe de Torío y Villaquilambre, se repartieron los pueblos de las antiguas jurisdicciones, muchos de los cuales conservan todavía en sus nombres su antigua pertenencia a las jurisdicciones de Torío o de las Regueras.
35,00€ 33,25€

SIN TRABAS, DESDE EL JAMUZ

ISBN: 978-84-127780-4-5. Depósito Legal: LE-50-2024. Tamaño: 160 x 210 mm. Impresión: monocroma. Páginas: 492. Encuadernación: rústica con solapas.// Desde la tranquilidad del campo, la paz del soto, la quietud del agua y lo que supone disponer de todo el tiempo del mundo; alejado de la ciudad, al margen de concienzudos tratados preocupados, creen, por encontrar las causas de todo, y en cierta forma crítico con tertulianos que se afanan por transmitir sus puntos de vista; y sobre todo, sabedor de que cuanto pueda decir tendrá escaso recorrido sin que ello me preocupe lo más mínimo, me permitiré abordar, con calma y sin ninguna meta concreta, procurando utilizar la lógica y el sentido común, todos aquellos temas que considere de interés utilizando para tal fin tanto la prosa como el verso y fijándome como tiempo el que dura una legislatura normal aunque permitiéndome alargarlo o acortarlo a mi único criterio. Para procurar facilitarles la lectura de cuanto sigue, les señalaré que esa diversidad se subdivide en tres grandes áreas. Una de ellas hará referencia a temas de actualidad coincidentes con determinadas efemérides cuyo tratamiento suele ocupar espacios muy reducidos en los medios de comunicación. Otra estará focalizada en temas de actualidad local que al ser conocidos por unos pocos, los manejan o tratan de manipularlos a su antojo con la finalidad de confundir al vecindario. Y la última, retomará temas de interés general de cualquier índole por cuanto como ciudadano de un estado de derecho puedo permitirme opinar sobre aquello que considere oportuno. Esos medios más conocidos a los que hacía referencia en el epígrafe anterior ocupan, sin embargo, grandes espacios de tiempo y lugar hablando con quienes pretenden contravenir e invertir la historia manipulándola; dándoles cancha, ofertándoles momentos y situaciones para que pueden restregarnos lo que consideran su superioridad y nuestra ignorancia. Porque tanto unos como otros, aunque en diferente medida, creen que efectivamente somos lo más parecido a un rebaño de ignorantes. Convendría recordarles a esos moralistas de la separación y a esos imbuidos de un saber rancio rayano a la pedantería y a aquellos que por puro interés crematístico les dan cancha, que la ciudadanía no se cree ninguna de sus soflamas, sabe perfectamente a qué obedecen sus estrategias y no se deja embaucar por ese intento adoctrinador al que tratan de revestir de falsa humildad, solidaridad y martirismo. Considero que ya va siendo hora de que esos medios, olvidándose de ratios de audiencia y de otras lindeces subjetivas no exentas en muchos casos de narcisismo, restrinjan sus micrófonos a quienes pretenden dividirnos. Porque la historia está ahí. No la ha escrito ni inventado nadie en particular sino que se ha ido forjando a través del tiempo mediante hechos objetivos que tan sólo algunos ignorantes malintencionados tratan de negar , reescribir o manipular. Y en esa historia que es de todos, quienes hoy tienen más discurso en base a intereses espurios, son quienes menos incidencia han tenido en esa historia general. Todo lo demás no son sino componendas de momentos coyunturales marcados por la efimeridad. Cierto que la lógica y el sentido común no son patrimonio exclusivo de nadie, como tampoco lo son los diagnósticos sesgados; pero sin ser patrimonio de nadie, ambos se rigen por unos parámetros que cuando se conculcan de manera interesada y perversa, colocan al usurpador en una situación difícilmente defendible por cuanto se retratan con nitidez. Quien mejor representa esta categoría es sin lugar a dudas la clase política sin excepción alguna, a lo sumo con ligeros matices, pero en el fondo y más concretamente en periodos electorales, parecen estar enfrentados continuamente a esos parámetros pretendiendo, además, que la ciudadanía de cualquier signo siga su mismo camino. Y cuando esos procesos se acumulan, como es el caso, esa ciudadanía simplemente les da la espalda hastiada de tanta necedad, tanta mentira, tanto desparpajo y tan poco respeto hacia quienes, con su voto, les sitúan en una u otra posición. Ensimismados en su ignorancia y prepotencia, se creen estar por encima del bien y del mal generando situaciones tan rocambolescas como las que estamos viviendo a diario y que nos convierten, lamentablemente, en el hazmerreír de Europa. Probablemente alguien pueda sentirse molesto por la forma de afrontar el tratamiento de algunos temas. Nada tengo que decirles. Recordar, eso sí, que cada ciudadano puede expresar libremente sus opiniones siempre y cuando lo haga ateniéndose a unas mínimas normas éticas; las mismas que algunos que presumen de demócratas conculcan de manera reiterada aunque pretendan justificarlo con lo injustificable. Las tres áreas a las que aludí se entremezclan entre sí toda vez que el trabajo no es didáctico.
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LOS PUEBLOS DEL BAJO TORÍO (LEÓN) EN EL SIGLO XVIII. Municipios de Garrafe de Torío y Villaquilambre

ISBN: 978-84-126398-5-8. Depósito Legal: LE-50-2024. tamaño: 170 x 240 mm. Páginas: 600. Impresión: cuatricromía. Encuadernación: tapa dura.// ¿Cómo era el Bajo Torío, el territorio que abarcan los actuales municipios de Garrafe de Torío y Villaquilambre, en el siglo XVIII? Es la pregunta a la que pretende responder este libro, a partir principalmente de cuatro fuentes documentales muy importantes de aquel momento histórico: las Respuestas Generales al Real Interrogatorio del Catastro de Ensenada, conservadas en el Archivo General de Simancas, y los Censos de Campoflorido, Aranda y Floridablanca, cuyas fichas originales se conservan en la Biblioteca Nacional (Censo de Campoflorido) y en la Real Academia de la Historia (Censos de Aranda y Floridablanca). Las Respuestas Generales describen de una manera bastante minuciosa a los pueblos del Bajo Torío en un momento muy concreto: entre la segunda mitad del año 1751 y los cuatro primeros meses de 1752. Es una especie de instantánea la que nos aportan, que por abarcar a todos los pueblos y por la variedad de datos que quedaron recogidos, es de un valor excepcional. El Censo de Campoflorido tiene un valor más limitado, pues los datos, correspondientes al año 1712, son solo de la población de cada localidad, con la distinción entre hidalgos y plebeyos. El Censo de Aranda de 1769 es mucho más preciso, ya que incluye datos sobre la edad, el sexo y el estado civil de la población. Es propiamente el primer censo demográfico de nuestra historia, muy avanzado y moderno en sus planteamientos. Lo mismo cabe decir del Censo de Floridablanca, que fue publicado en 1787 para dar continuidad al de Aranda, con datos más precisos y específicos para cada localidad. ¿Por qué los municipios de Garrafe y Villaquilambre? Porque el territorio de ambos municipios, que ocupa la cuenca baja y final del río Torío (el Bajo Torío), desde el medievo constituyó una comarca con personalidad histórica propia y común, muy ligada a la de la ciudad de León. En la plena Edad Media formó parte del alfoz de esta ciudad, y como territorio realengo constituyó el Infantado de Torío, que disfrutaban las infantas, hijas de los monarcas leoneses (de ahí su denominación de infantado). En la Baja Edad media sufrió un proceso de señorialización que fragmentó el antiguo alfoz e infantado en cuatro señoríos: el Valle de Torío, el Infantado de Torío, el Abadengo de Torío y Villaquilambre, de tal forma que el territorio realengo quedó reducido a solo la Hermandad de las Regueras, formada por los pueblos más inmediatos a la ciudad de León. Las reformas liberales del siglo XIX pusieron fin a estas jurisdicciones concejiles, sustituidas por ayuntamientos constitucionales. Los dos creados a partir de 1835, los actuales municipios de Garrafe de Torío y Villaquilambre, se repartieron los pueblos de las antiguas jurisdicciones, muchos de los cuales conservan todavía en sus nombres su antigua pertenencia a las jurisdicciones de Torío o de las Regueras.
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Medio siglo de música moderna en León II: 1950-2000

Ediciones El Forastero Año: 2023 Páginas: 468 Encuadernación: Rústica ISBN: 9788412639865
48,00€ 45,60€

MI TIERRA

ISBN 978-84-120538-3-8. Depósito Legal LE-700-2019 Tamaño: 155 x 240 Páginas: 366 Encuadernación: rústica con solapas El hombre del que voy a hablar no es ni caballero, ni monje, ni obispo, ni importante, ni siquiera burgués, comerciante, señor o culto. Gente de la Edad Media. Robert Fossier
20,00€ 19,00€

BREVIARIO DEL HARÉN

ISBN: 978-84-124546-0-4. DEP. LEGAL LE-364-2021. Tamaño: 240 x 17 mm + solapas 120 mm. Pág: 360 . Impresión: monocroma. Encuadernación: rústica. Esta novela ilustrada con fotografías, ofrece las claves para fundar un beaterio del vicio. El fotógrafo y escritor protagonista, quizás debido a una neuropatología, lo que más desea esun harén de danzarinas. Danzarinas un tanto asilvestradas en la higiene, no quiere virtuosas de la palangana. También puede influir en el obsceno deseo que se encuentre de capa caída en una edad muy mala.Efectivamente, va revelando en la química de su cuarto oscuro a las danzarinas y a otros muchos hilarantes personajes, y al mismo tiempo a todos ellos les otorga una biografía. A modo de Dios, más bien diosecillo de hojalata, bajo la luz roja de la bombilla les insufla vida a partir de su propia costilla más un pedazo de celofán. En principio tales hermosas hadas son para su exclusivo deleite, pero pronto se corromperá en favor de terceros. Descubrirá entonces la soledad que conlleva la profesión de chulo, y descubrirá que en el fondo un artista respecto a su obra no es más que eso, un chuloputas. Sin embargo, lo peor que le puede pasar a quien reza es que el dios celestial Chultu atienda sus plegarias, o por el contrario también pudiera ser que detrás de ese anhelo de harén estuviera manejando los hilos el diablo…
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