Tiene el lector en sus manos una pequeña y rara joya, todo un cesto de escogidísimas cerezas que eran frutas olvidadas de palabrarios muchas veces perdidos o diccionarios muertos, palabras que se engarzan entre sí y salen prendidas, pastoreando cada cual su pequeño rebaño con los términos que evoca o convoca su significado.
Un trabajo ímprobo de orfebrería lingüística y la reanimación de voces mudas hacen que esta obra de José María García Trapiello despierte una viva curiosidad en el profano y, a la vez, un no disimulado interés de los especialistas que, sin duda, encontrarán en estas páginas rastros o claves de una riqueza que exige una mirada emocionada y hasta una rehabilitación en su injusto olvido.
Este, en fin, es uno de esos libros que pide una segunda lectura que se hace prólogo de una tercera.
Pedro G. Trapiello