La vida es un viaje de ida en el que no valen medias tintas, ni ponerse de costado si se quiere saborear sus dulces y sus ácidos, dice la autora. Cuando se pasa la barrera de los cincuenta se reflexiona sobre el camino andado, sobre los sueños de adolescencia y juventud hechos o deshechos, sobre los planes que salieron o se quedaron, sobre el azar que golpea y sorprende, siempre sorprende...
Es este un libro audaz y sensible, cultivado desde la propia biografía de una mujer del campo actual (tan lejos de tópicos y clichés antiguos y rancios sobre el campo y sobre la mujer) que alcanza a quien la edad le va abriendo los ojos, a quien ya distingue las voces de los ecos, a quien quiere hacer de su vida una experiencia gobernada por sí misma y no por las lenguas ajenas.
Es este libro un viaje hermoso y lúcido que quiere acompañar a tantísimas mujeres que han salido, o quisieran salir, en dirección a su libertad, a su autenticidad.